sábado, 25 de enero de 2014

ADAPTACIÓN "TODO TIPO DE PIELES"


ADAPTACIÓN "TODO TIPO DE PIELES"

Había una vez en una montaña muy muy lejana una estación de esquí en la reinaban a lo que todo el mundo consideraba los mejores y más hermosos reyes del lugar. El rey era alto y atlético, la reina por su partes tenia una preciosa melena que bailaba con el viento cuando bajaba por las pistas. Ambos era campeones del mundo de esquí.
Estaban como locos por tener un descendiente que se encarga del control de la estación y que por supuesto fuese increíblemente bueno esquiando y llegase a convertirse, como sus padres, en campeón del mundo.
No mucho tardaron en conseguir engrandar ese retoño que pudiese continuar con la lista de títulos que ambos tenían en sus espaldas, pero en el parto hubo complicaciones. Al tratarse de una estación extremadamente alta no pudieron atender con rapidez los problemas que tuvo la reina en el parto y murió en él. En ese momento al rey le llegaron dos decepciones, una fue la pérdida de su amada mujer y la otra… Él esperaba un niño, pero el destino quiso que su bebe fuera una niña. Como todo padre quería un pequeño esquiador y el problema fue que a medida que su hija se hacía más mayor más le recordaba a su difunta esposa y le sobrecogía el corazón haciendo imposible olvidar su amor eterno.
A la niña le encantaba esquiar, y como no, la genética hizo de ella una esquiadora con unas habilidades extraordinarias. Su padre entrenaba con ella a diario intentando convertirla en campeona, pero la ambición competitiva no iba con ella, lo que más les gustaba era esquiar con su padre y con sus amigos, no medirse a ver quién bajaba mejor o más rápido.
Cuando cumplió diecisiete años, su padre decidió compartir con ella el legado que su madre dejó al morir, sus presente más valiosos. Fue a su habitación y le entregó tres objetos que pertenecieron a su madre, en primer lugar le entregó la medalla de oro de la primera vez que se convirtió en campeona del mundo, seguidamente le dio un clavel con el que su padre la enamoró y por último le regaló una bola de nieve que guardaba su madre en su mesilla, pero no era una bola de nieve cualquiera, estaba hecha de la mejor nieve que había en la montaña de sus padres, una nieve que por mucho calor que hiciese nunca se derretía. Además de esto le contó por lo que realmente su madre y él querían tener un descendiente, para convertirlo en campeón del mundo. Este comentario no le sentó nada bien a la joven ya que su naturaleza iba en contra de toda competición.
Poco tiempo después el padre de la niña le anunció que pronto empezarían los campeonatos de su estación, los más importantes y prestigiosos del lugar. La pobre se abrumó muchísimo porque sabía que su destino era competir en esos campeonatos y sobretodo ganarlos. Su ingenio ideó un plan para entretener a su padre y desviar la presión que este ejercía sobre ella. Pensó en pedirle a su padre el mejor material para la competición. Primero le suplicó que consiguiese los mejores esquís que hasta entonces se hubiesen fabricado, los más rápidos y ligeros que jamás nadie pudiese imaginar. Tras largas semanas de estudio con los ingenieros de la estación, el padre consiguió fabricar unos esquís tan rápidos como la luz. La muchacha se sorprendió de la rapidez y volvió a embaucar a su padre para que este le fabricase una botas de esquí tan cómodas como unas zapatillas de andar por casa. De nuevo el padre tras invertir largas semanas y mucho dinero descubrió la manera de fabricar unas zapatillas tan ligeras y flexibles que nadie notaría que las tiene puestas. Ya apenas quedaban semanas para el comienzo de las competiciones por lo que a la niña se le ocurrió pedir a su padre un nuevo presente, se imagino unas gafas tan buenas que ningún rayo de sol podría distraerla en plena competición haciéndola fallar. Una vez más, la tecnología se puso del lado de su padre y este ideo un sistema con el que el cristal de las gafas jamás reflejaba la luz solar permitiendo a la niña esquiar bajo el sol más potente del año.  Poco a poco la pobre niña veía como era inevitable su participación en los campeonatos, pero al instante le surgió una idea mucho mejor que las anteriores, una idea imposible de cumplir y con la que su padre pasaría tanto tiempo investigando que seguro que se le olvidaría el dichoso campeonato. Como último regalo de cara a la carrera, pidió a su padre que le confeccionara un traje con las nieves que jamás se derretían de manera que fuese tan parecida a la nieve que sus competidores no la viesen pasar. Su padre, extrañado por la gran motivación que presentaba su hija por ganar los campeonatos se empleó en cuerpo y alma por conseguir integrar en un traje la nieve que solo en su montaña se encontraba. Como no, tras larguísimas semanas junto a costureras profesionales, consiguió integrar en el traje de su hija la nieve que jamás se derretía. Al ver que el plan no salió como ella esperaba, la muchacha recogió los presentes que le dejó su madre al morir, los tres inventos que le regaló su padre, se enfundó en el traje de nieve que jamás se derrite y decidió marcharse de la montaña donde se crió antes de que comenzasen los campeonatos. Decidió atravesar las montañas en busca de refugió donde su padre no pudiese encontrarla. Largos meses pasó durmiendo en la montaña y ya que tenía puesto el traje con la nieve que nunca se derrite nadie podía imaginar que esa nieve, realmente escondía el cuerpo de la joven. Fue una mañana cuando unos operarios de una estación de esquí descubrieron unas esquís en la nieve sin dueño, pero cuando fueron a cogerlos la muchacha rápidamente descubrió su identidad y ante el asombro de los operarios, invento una excusa haciéndose pasar por esquiadora extraviada en busca de trabajo. Entre los operarios se encontraba el hijo de la reina de la estación que no permitió bajo ningún concepto que una persona con ganas de trabajar no encontrase trabajo por lo que al llegar a la estación decidió darle un puesto en atención al cliente, donde se encargaba de los problemas que pudiesen surgir en la estación.
Durante mucho tiempo la muchacha trabajó en la estación llegando a ser gran amiga de su jefe, el encargado del mantenimiento de la nieve en las pistas. Este, un día lleno de emoción anunció a la joven que la reina de la estación había anunciado el casamiento de su hijo, pero que este no encontraba una chica que le gustase y que para ello su madre había organizado unos campeonatos y reunir a las mejores esquiadoras, en busca de alguna chica que le gustase a su hijo. La joven llena de emoción ya que se había enamorado del hijo de la reina le comento a su jefe si la dejaría ir a esquiar durante los campeonatos, el superior, extrañado de que supiese esquiar ya que nunca la había visto le dio el visto bueno a su propuesta.
Y así fue como el primer día de los campeonatos la niña se puso sus botas y subió a la pistas donde se estaba celebrando, esquió durante todo el día e incluso estuvo bastante tiempo con el príncipe que se quedo muy sorprendido de la extrema soltura que presentaba aquella muchacha al andar, ya que no parecía que llevase botas de esquí, que frecuentemente son incomodísimas, pero ella andaba como si de un hada se tratase. Cuando terminó el día y anunciaron quien fue el ganador de aquel primer día, por supuesto dijeron el nombre del príncipe, le entregaron la medalla de oro pero al ver el reverso de la misma comprobó que se habían equivocado en la categoría ya que debía poner masculino y en la medalla estaba grabado femenino, lo que él no sabía es que poco antes la muchacha cambio la medalla que estaba prevista darse al primer clasificado por la que su madre le dejo al morir. Enfurecido el príncipe bajó al centro de atención al cliente y expuso la reclamación, la muchacha contenta al verle pero hablando en tono serio le dijo al campeón que por supuesto lamentaba el error y que encargaría la nueva medalla. El príncipe finalmente se quedó con la medalla, decidió quedársela ya que tenía mejores cosas en las que pensar como por ejemplo el campeonato, ya que al día siguiente habría una nueva prueba y debía estar concentrado.
Al día siguiente la joven esquiadora decidió esquiar con los esquís más rápidos que la luz, la verdad es que eran tan rápido que el príncipe apenas podía seguirla durante la mañana que estuvieron esquiando juntos. Al finalizar el día de nuevo el joven príncipe subió a lo más alto del podium, como era tradición en esta estación una vez entregadas las medallas a los ganadores, el público preparaba bolas de nieve para tirárselas, fue entonces cuando la niña aprovechó que el príncipe estaba comprobando el reverso de su medalla en busca de fallos le tiró la bola de nieve que nunca se derrite y bajo como la luz a su puesto de trabajo. El príncipe extrañado de ver como una bola de nieve que había golpeado en su pecho no se rompía y al cogerla no se derretía bajo inmediatamente a buscar explicaciones con el encargado de la nieve. Este argumentó que no sabe como puede haberse formado esa bola de nieve y que de antemano pedía perdón por no haber hecho correctamente su trabajo. El príncipe al ver a la muchacha sentada en la mesa de al lado recordó que como ayer, tenía mejores cosas en las que pensar, como por ejemplo en la última prueba del campeonato que era al día siguiente.
El último día del campeonato se recuerda como uno de los más soleados de la historia de esa estación, la muchacha fue a esquiar con las gafas que su padre había creado. De nuevo estuvo esquiando gran parte de la mañana con el príncipe, este de nuevo quedo sorprendido de la gran habilidad de la muchacha, era la única persona a la que no le molestaba el sol. Al acabar el día la joven esquió de tal manera que el jurado la votó como ganadora de la prueba. Esta sorprendida de su habilidades esquió rápidamente a su puesto de trabajo, dejando el primer lugar del podium vacío. Antes de bajar su puesto de trabajo introdujo el clavel que le regaló su madre en el ramo que nombraba al príncipe con el ganador de los campeonatos. Eran demasiadas cosas las que no le cuadraban al príncipe, pero un clavel le dio la pista que necesitaba, en su reino ni alrededor su cultivaban claveles. Bajo rápidamente a la oficina de atención al cliente y al entrar descubrió la pista que terminó de enamorar su corazón. La pobre muchacha bajo con mucha prisa del campeonato y olvidó quitarse las gafas de la cabeza, fue entonces cuando el príncipe le entregó el clavel y le preguntó si quería ser la esquiadora que compartiese el resto de bajas de su vida junto a él, ella sin creer lo que estaba ocurriendo no puedo rechazar la oferta, ya que la oferta fue con la misma flor con la que enamoraron a su madre.
Y lleno de nieve, este cuento se ha acabado.

Esta adaptación es para alumnos de 6º de primaria


2 comentarios:

  1. jajajaja muy chula si. Que cosas pasan últimamente en las pistas de nieve...

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  2. Perfecta la adaptación aunque faltan la argumentación de los cambios.

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